Rosa mosqueta



La rosa mosqueta tiene muchos nombres y sinónimos: rosa moschata, rosa eglanteria, brezo dulce, rosa rubiginosa, rosa canina. Todos ellos hacen referencia a una especie de rosa silvestre caracterizada por floraciones delicadas y fragantes.

Originaria de Europa, Asia occidental y África septentrional vive en un hábitat denso e irregular y también se puede encontrar en el sur de los Andes, especialmente en Chile y Argentina.  Es una planta de temperamento robusto y duradero y es considerada por muchos como maleza, debido a su carácter invasivo.

Cuando la rosa pierde todos sus pétalos, lo que queda es lo que se conoce como rosa mosqueta. Los frutos, llamados escaramujos, comestibles y muy ricos en vitamina C, carotenos, complejo vitamínico B, pectinas, flavonoides, taninos, ácidos málico  y cítrico y antioxidantes, son utilizados sobre todo para hacer aceite de rosa, muy demandado en perfumería y productos de belleza, ya que tiene un alto contenido en ácidos grasos esenciales poliinsaturados, linoléico, oléico y linolénico, además de tener muchas vitaminas y antioxidantes, actuando como un potente regenerador.

El aceite de rosa mosqueta está revolucionando el mundo de la cosmética, ya que se utiliza para reducir el tamaño y profundidad de las arrugas y estrías y regenerar la piel, manchas y cicatrices; está muy indicado para curar heridas, acné y quemaduras; regenera y mejora la hidratación de la piel seca y dañada; redistribuye la pigmentación, lo que posibilita la eliminación de manchas; previene el fotoenvejecimiento de la piel y proporciona excelentes resultados en tratamientos post-peeling, cicatrices post-quirúrgicas, quemaduras y en todos aquellos casos en los que la piel necesite regenerarse de una manera rápida y eficaz.

Algunos especialistas llaman a la rosa mosqueta el fruto de la eterna juventud ya que sus efectos no sólo afectan a las capas superficiales de la piel sino que también revitalizan las células de las capas interiores, revigorizando los fibroplastos, células que producen colágeno y elastina, responsables de la firmeza y elasticidad de la piel.


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